"Cuando alguien te engaña por primera vez, la culpa es del que engaña; cuando te engaña la segunda, la culpa es quien se deja engañar"
Una parte considerable de los vascos tienen en sus genes la capacidad transformista que Stevenson advirtió en el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Debe ser cuestión de su conocida religiosidad católica que les llevó a convertir a cristazos a indios y cristinos, en aquella no tan lejana primera Guerra Carlista, que algunos tienen en su lista de agravios con el tatuaje mental de "Dios y Leyes Viejas". Han conseguido así resolver el problema que enfrentó a ortodoxos y arrianos en la fusión de Dios Padre y Dios Hijo. Y siendo de Bilbao la mayoría, no es extraño que en poco tiempo de seguir esta deriva, resuelvan el misterio de la Santísima Trinidad.Pero volvamos de momento a la dualidad. Fueron capaces, los del PNV, de ganar la guerra con Franco, luchando con el requeté de Álava y de Navarra, y de ganar a la vez la guerra de la memoria histórica con los gudaris que dejaron de serlo en cuanto pasaron la muga cántabra. Ahora ( desde hace tiempo ) les toca a los socialistas vascos. La relativa prestancia de López y de Ares ante el órdago etarra del pasado domingo, ha quedado hoy retratada en las nada melífluas palabras de Eguiguren, que definen a la perfección el pensamiento débil que es el calificativo del zapaterismo todo. Un "cómo sea" arriscado, brutesco, sin fineza, como exige la tradición de la raza. Por mucho que me esforzado, no he encontrado que nadie desde el PSE ha desmentido a Eguiguren y le ha puesto en su sitio, no vaya a ser que Garaicochea, el valiente charcutero antifranquista, dé la información sobre los contactos que dice tener a pesar de todas las promesas negándolos. Echo de menos a Odón, su recia palabra, su capacidad ilimitada para el análisis de la rendición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario