El problema del actual pensamiento de izquierdas ( ¿existe? ) respecto al nacionalismo, es que es heredero directo del la práctica leninista, llevada hasta el extremo por Stalin, sobre el derecho de las naciones. Se constiuyó en la vía aúrea para destrozar el imperio zarista, y más tarde para intentar la revolución a nivel mundial. Stalin, maestro en predicar y no dar trigo, extendió la doctrina mas allá de las fronteras de la URSS, pero yuguló cualquier intento de autonomía de las minorías nacionales puertas para dentro del gigante con pies de barro. Sus continuadores no fueron capaces de seguir apretando el dogal a las elites del partido en las nacionalidades, y aquellos polvos trajeron los lodos de la caída aparatosa de la URSS. Vuelvo a recomendar la lectura del libro de ROBERT SERVICE, "Historia de Rusia en el Siglo XX" en Editorial Crítica, para valorar como el proceso nos puede servir para entender la actual crisis del estado español. Basta con el último capítulo.
Seguramente ya he comentado en alguna ocasión, como los militantes del PCE en el período final del franquismo, transmitíamos el mensaje de la autodeterminación para las nacionalidades históricas ( sic ), con el fervor que dan tanto la ignoracia como la fe. Se podían abandonar parte del leninismo, pero costaba demasiado enmendarlo todo. Algunos nos hemos empeñado tanto en perder la fe, como en solventar en la medida de lo posible la ignorancia sectaria que nos embargaba. Y ello me ha ayudado también a romper vínculos con cualquier nacionalismo, entendiendo que la esencia del mismo es sobre todo su invariable tendencia al expansionismo. Y con él, de forma casi también ineludible, la tendencia a uniformismo, tan cercano al ideal fascista. Utilizando aquello tan coreado "el fascismo es la etapa final del imperialismo", creo que sólo hay que modificar "imperialismo" por "nacionalismo" para explicar muchos de los males que aquejan a este mundo, y mas cercanamente lo que llamamos nuestro país.
Convivir con el nacionalismo catalán sería relativamente fácil, sí pudiera vivir sin ánimo expansionista. Claro que entonces perdería su carnalidad, así como sus sustrato óseo es el victimismo ahistórico que predica. Desde Aragón lo conocemos bien: los bienes de la diócesis Barbastro-Monzón, el expolio de Sigena, la franja "occidental o de ponent", el Aneto como pico mas alto de Cataluña, el catalán como caballo de Troya de las comarcas limítrofes...podíamos seguramente seguir . Y Valencia, y Baleares, y el Rosellón francés y Alghero, y porqué no los ducados de Atenas y Neopatria... MONTILLA habla de desafección de los "catalanes" hacia España, logrando ya el primer objetivo de todo nacionalista, hacer que creamos que España y Cataluña son cosas diferentes, que uno y otro comienzan en Alfarrás y no en Portbou. Para ser de Iznájar y no de la Plana de Vich, es todo un logro de introyección, de síndrome de Estocolmo al completo. Pero el problema es que desafección - vaya palebreja para no hablar de la hartura -, comienza a funcionar en el doble sentido y es ahí donde el comienza el problema de ciudadanos que pudiendo compartirlo todocon facilidad, comienzan a sentirse ajenos a cuenta de unos políticos que en tantos casos sólo desean seguir disfrutando de la erótica del poder. Es una lástima que las palabras de ORTEGA, dichas en 1931 ¡ hace casi un siglo ! comiencen de nuevo a tener vigencia casi un siglo después, y sobre todo despues de haber advertido los dolores de parto que provoca tanto nacionalismo parido tras la ruptura de la URSS y de Yugoeslavia. Tras leer los recientes análisis de la economía catalana tras el paso "atiliano" del tripartito, aunque sólo sea por egoísmo económico.
2 comentarios:
Me repetiré. "Ojalá la próxima vez que hayan urnas digamos algo y lo hagamos alto y claro". Porque sino... no creo que venga el Espíritu Santo ni Spiderman ni nadie a sacarnos las castañas del fuego.
Un saludo Miguel Angel
(las letras que me 'pide' la verificación: 'maltat', mugüeno)
Estimado Carlos. Solo hay que leer "La Vanguardia" cada día. Es alarmante. Un saludo.
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