martes, 4 de octubre de 2011

Dolchstoßlegende

Es evidente que el nazismo no nació, ni creció, ni aplastó a sus adeversarios políticos y sociales gracias a la Dolchstoßlegende, la mentira de "la puñalada por la espalda". Las raíces eran potentes en la sociedad alemana y austriaca ya antes de que Hitler se hiciera con el poder. El antisemitismo, basado en todo un continuum de mentiras, era la base necesaria, su masa. El romanticismo que hizo de la irracionalidad su faro, la levadura.El pan resultante, un nacionalismo antidemocrático, expansionista, mentiroso en todas y cada una de sus facetas, desde la lengua, hasta la emocionalidad, capaz de manejar de forma acrítica, ciega, a la masa.
Las raíces, potentes, necesarias, afloraron empujadas por la mentira de las mentiras, la Dolchstoßlegende, la puñalada por la espalda que nunca existió, salvo en el imaginario de una masa, emocionalmente inmadura, infantiloide, ávida de creerse los cuentos que le sacaran de su ansiedad, de su miseria. Se logró gracias a 50 millones de muertos, y una Europa saqueada, con placer por muchos, con indiferencia por la mayor parte. Siempre es precisa una mentira para asegurar la tiranía: Mussolini y el irredentismo; Stalin y los kulaks, o los troskistas, o los bujarinistas, o los sionistas; Franco y la conspiración judeo-masónica.
Los nacioanalismos, cualquiera que sea, necesita mitos fundacionales. Muchos de ellos, mentiras suficientes para mantener la emocionalidad a flor de piel, la irracionalidad suficiente, y el enemigo claro. También nuestros nacionalismos, precisan sus mitos fundacionales, llámese Aitor o Wifredo el Pilós, los fueros con los requetés como defensores, o la caída de Barcelona en 1714 con el nombre de España en uno y otro lado de las murallas.
La lástima es que precisen mentiras para soportar su discurso. La opresión centralista, tras tres guerras carlistas, en nombre de la España más rancia, con focos en las Vascongadas y en las montañas ilerdenses y gerundenses, la Seo de Urgel y Olot, ahora tan independentistas, como capitales de la reacción catalana. Podemos seguir con el proteccionismo centralista a los intereses de los industriales vascos y catalanes. En fin para que seguir...acabaríamos hablando de la rendición de los gudaris( el único caso hasta el fin de la Guerra Civil), o del recibimiento de la burguesía ( y no sólo ) catalana a las tropas que entraban por la Diagonal.Los nacionalismos, cada vez mas desmelenados, espoleados por la forma de ser y la política del zapaterismo, presentan cada día su Dolchstoßlegende, su mentira catalizadora hacia la independencia, que no se oferta democrática al exigir la mentira para su sustento. Lo vemos cada día en la acción política de BILDU, haciendo una apología del terrorismo, sin crítica alguna, si conciencia de culpa. Lo vemos con mentecatos como López Tena, auspiciado su discurso por las no menos mentecatas palabras de "moderados" como Más, Durán o definitivamente perdido para la causa de la razón, como es el caso del "estadista" Pujol cada vez mas aferrusolado.
Me siento cada vez mas pesimista respecto al porvenir de un país sin demasiada suerte con sus gobernantes, digamos Fernando VII, Isabel II, Alfonso XIII, Franco, o desde una perspectiva diferente pero no menos calamitoso, Rodríguez Zapatero. Un país, sin suerte alguna con su pueblo, que sólo de forma episódica, casi coreica, es capaz de demostrar su valor como comunidad. Un mucho en 1808, un poco en 1868, un menos en 1931, y un último esfuerzo de generosidad entre 1977 y poco mas allá de 1980. En poco mas de treinta años, una generación, una nueva Dolchstoßlegende, pero esta vez sin leyenda, sin falacia, la realidad de una comunidad que puedo ser y que esta al borde del no ser. ¿El precio?. Alguien lo pondrá, todos lo sufriremos,menos los muñidores de la historia pro domo sua, tan exigentes con los derechos de las tierras, como ajenos a los de sus ciudadanos, sobre todo cuando estos sean minoría, de Rh o lingüística, tanto monta, todo está en el ADN según ellos, dígalo Maragall o Pujol, Arana u Otegui.

No hay comentarios: