sábado, 14 de mayo de 2011

EL SUICIDIO DE EUROPA ( II )

La ola de nacionalismo qué como un fantasma recorre Europa, no se refiere únicamente a los movimientos cetrífugos a los que hacía mención en el anterior artículo. El miedo a la emigración, está acentúando el papel de los partidos "ultraderechistas" ( es un modo simplista de llamarlos ) que surgen en los países más desarrollados del continente. Holanda, Dinamarca y Finlandia ahora, Suecia ya desde hace unos años, Francia con la dinastía Le Pen... comienzan a cerrar fronteras, a poner impedimentos a libre circulación, a volver al discurso peyorativo sobre la vagancia de los PIGs, sobre su irresponsabilidad, cargada sobre las espaldas de los laboriosos y serios hombres del norte. Un discurso que se mantiene - incluso se incrementa - miméticamente para hablar del "saqueo" de Cataluña, de la Padania o de Flandes, por parte de andaluces, el mezzogiorno, o valones. Surgen personajes patéticos como Timo Suoni o Laporta, que comienzan a tener peso en una sociedad llena de miedo, inflada de angustia ante "los bárbaros" como dice algún ensayista. El miedo nada "líquido" comienza a tener relevancia en las urnas. Y siento que no hay un discurso alternativo por parte de una izquierda cada vez mas condicionada por el afán burocrático de mantener el poder aún a costa de traicionar sus principios, de no llamar las cosas por su nombre, de haber perdido la capacidad pedagógica que siempre se le supuso a la izquierda. Mimetizado el discurso económico, cómodos los partidos de la llamada de izquierda en el marco definido por democracias cada vez más debilitadas, la gente tiene que volcarse obligadamente hacia esos partidos xenófobos y populistas, garantes de un coservadurismo inquietante por estólido, en busca de una sociedad catatónica, pendiente del último cambio tecnológico para seguir girando en el sentido que le marcan las grandes corporaciones. Se hace un olvido voluntario por parte del ciudadano de sus deberes de crítica a lo constituido, y esa dejación conlleva una democracia cada vez más orgánica, lo cual quiere decir cada vez mas vacía de entidad. Es en esa dejación, donde pescan los "ultraderechistas" fineses, holandeses, franceses... con sus caladeros de votos en los barrios obreros, acosados por el paro, temerosos de caer en la marginación. Un proceso no muy diferente al que laminó a la República de Weimar, la que explicó los trasvases de los "doriot" a la Milicia de Vichy, la que hizo del fascismo italiano un fenómeno de masas hasta que no hubo espaguettis que llevarse a la boca y la conciencia despertó con la brusquedad que trae la guerra, la gran partera de la Historia en boca de Marx.
Europa se suicida. Tal vez a nadie le importa demasiado. Hay que leer la historia del último siglo de la República de Venecia, para entender que los procesos históricos son lentos, pero irreversibles desde el mismo momento en el que la rueda comienza a ponerse en marcha. En este momento, se llama nacionalismo. Unido a abdicación de valores democráticos, suma final.

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