Sí tuviéramos en cuenta el tiempo dedicado a política exterior en el debate ZP versus Rajoy, diríamos que estamos solos en el universo. No recuerdo ni un solo minuto dedicado a nuestro papel en Europa, qué hacer ante Kosovo, qué decir ante la explosiva situación en el Caribe Sur... ni una sola referencia a nuestro papel en el mundo. Todo fue inmisericorde ombliguismo en un mundo cambiante y apasionante. Líderes de estatura corta, incapaces de llevar la mirada más allá de los Pirineos, maquiavelos de aldea.
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