sábado, 15 de marzo de 2008

PARÉNTESIS

Días de paréntesis. Demasiados tenemos la cabeza llena de Semana Santa. Donde ir, qué hacer, qué tiempo hará, donde encontraremos el inevitable atasco. Séneca se burlaba de los ricos romanos que iban de villa en villa según la estación del año, de la necesidad de su coetáneos - ricos por supuesto - de buscar la través de la dromofilia, la felicidad. La crítica a la forma en la que utilizamos el tiempo de ocio no es cosa de nuestros días. El córdobes ( que lo era sin saberlo ) ya intuía el colapso de la A4 cuando veía el embotellamient de literas en la calzada de Tívoli o de Pompeya. Muchos nos haremos la misma reflexión cuando estemos en medio del atasco, cuando veamos al precio qué se ha puesto el gasoil, cuando nos traigan la cuenta del chiriguito o como casi siempre, el tiempo no sea clemente con nuestros deseos. Tras la orgía de las elecciones, días de paréntesis para ocuparse de lo cotidiano. Tras la vuelta, seguirán días de quinielas ministeriales y después, tras la investidura y los pertinentes augurios, los políticos profesionales nos recordarán que hay una campaña electoral el año que viene, europeas, unas siguientes catalanas y vascas y en plis plas intentarán decirnos que las municipales ya están ahí, total 2011, a la vuelta de la esquina. Dado el resultado electoral y las primeras declaraciones de políticos y tertulianos, el paréntesis, como nuestras vacaciones, se ha va a quedar corto, demasiado corto.

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