domingo, 17 de julio de 2011

UN EUROPEO

Muere Otto de Habsburgo,por encima de todo, europeo. Hijo de la gran tradición de la Mitteleuropa, su biografía exigiría la pluma de un Stefan Zweig, la novela de su vida la de un Joseph Roth. Me declaro hijo espiritual de ambos, judíos insobornables en sus posturas éticas y políticas ante la atormentada situación que les toco vivir. Otto de Habsburgo ha sido la demostración de que el pesimismo de ambos podía superarse a base de fe en la democracia y en la fraternidad. Tal vez, haber creído en Otto de Habsburgo, les hubiera salvado del suicidio.
Pero hoy, con una Europa desgarrada por la estulticia de sus líderes, que solo lo son de su propio sectario provinciano, la esperanza vuelve a sufrir un revés. La pobreza de miras de unos, el intolerable barroquismo de otros, la nada de algunos, hacen que Europa no deje de mirarse al ombligo mientras la decadencia avanza imparable, como la que heredó el padre de Otto de Habsburgo y que le imposibilitó impedir la ruptura de aquella Mitteleuropa con el resultado del fascismo, del estalinismo y de casi cincuenta años de desunión y confrontación forzada. Hoy, con todas las cartas a nuestro favor, nos vemos arrastrados por una pobreza de miras, que hace del enfrentamiento norte-sur la bandera de la desunión, de la bronca, de la recreación de los esterotipos, con al consecuente pérdida de capacidad de decisión en un mundo que no espera ni un segundo a quienes deciden perder el tiempo discutiendo sobre el sexo de los ángeles. Aunque éste, se exprese en euros.
Necesitamos europeos como Otto de Habsburgo, y se nos da a Merkel, Sarkosy, Berluscconi, Rodríguez Zapatero, Cameron.... ¿ Y las alternativas?.
Confiemos en que Otto de Habsburgo, enterrado con al pompa de un emperador austríaco, no sea el "último europeo"

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