sábado, 25 de diciembre de 2010

VIVO EN UN PAÍS....

en el que un humilde jornalero extremeño se destroza la cabeza con su escopeta de caza, que suicidio tan campesino, por no poder soportar la vergüenza social de haber cometido el delito de acostarse con una niña que además lo parecía. El mismo día en que un potentado, presidente de la principal compañía de telecomunicaciones de este país en el que vivo, se va de rositas judiciales por prescripción de un delito. Prescripción, no inocencia. Y sigue siendo el presidente de esa compañía, y no se alza una voz para exigirle desde dentro que dimita, que se vaya a su casa, que soporte la vergüenza del que ha mentido, del que se ha aprovechado de la información de su cargo. Seguirá pisando las moquetas del poder político y económico, y no le faltará ninguna reverencia a su paso.

Esto pasa en el país en el que vivo, un país donde la ley pasa a ser objeto de chufla cuando la interpretan aquellos que tan bien ha definido Vargas LLosa en su discurso en Estocolmo. Se ríen de los jueces al negarles su potestad, sin dar mas razones para mantener su postura que su santa voluntad, aplastando a los "pocos padres" que piden un derecho constitucional. En el primer judío que se humilló para jolgorio de los transúentes, está todo el Holocausto. El primer sarcasmo sobre el "antipartido" encierra todo el Gulag. Este es el país en que vivo, en el que se cumple a rajatabla el principio anunciado por Anatole France: "la justicia es igual para todos: prohibe lo mismo a los ricos que a los pobres, dormir debajo de los puentes". La ley se acata, pero no se cumple, vuelta una vez más al principio predemocrático de la sociedad medieval, exudado de míticos Wifredos o Laínes, para garantizar el mantenimiento del fuero y del huevo.

Vivo en un país donde un presidente del gobierno me dice hoy que estamos en la última vuelta del camino de la crisis, y dos días mas tarde, habla de un lustro de penalidades. Sin transición hay aplausos entre sus filas para una frase y para la otra, para la frivolidad del lunes y para la seriedad impostada del miércoles. Afilan cuchillos, pero no por la evidente contradicción del personaje, mantenida e incrementada desde 2007, sino por las posibles consecuencias sobre sus prebendas si se confirma la debacle de Mayo. Vivo en un país, donde el jefe de la oposición sabe que si llega al poder tendrá que aplicar las medidas que le exigen los mercados y el sentido común, pero prefiere que el presidente del gobierno su cueza en su propia salsa, tal vez recordando sus contínuas y altivas diatribas sobre su papel como segundón sin solución.

Se cierra el ciclo del año, y no percibo una sola luz de esperanza en el futuro. Tal vez sea, el efecto causado por "Riña de gatos" de Eduardo Mendoza, si ésto merece un Planeta ....., pero vivo en este país y algo habrá que hacer más que quejarse. Feliz Navidad para quien haya llegado hasta aquí.

2 comentarios:

churry3 dijo...

feliz navidad.

J.T. Andreu dijo...

Feliz Navidad... aunque tarde, y espero que el año 2011 sea un poco mejor para tí y para todos. Solo un poco. Con eso me conformo, aunque lo veo difícil dadas las circunstancias. Ya sabes... La Esperanza es lo último que se pierde. Y no me refiero a la de la Comunidad de Madrid (jeje). Un abrazo.