Dice, y con razón, el profesor Rodríguez Braun, que el mejor amigo del hombre es el "chivo expiatorio". Yo añadiría, que sobre todo lo es del hombre político profesional. En estos días de tribulación "aeroportuaria", lo vemos multiplicado por los 2500 controladores aéreos que son los mas de cuarenta aeropuertos españoles, salvo cuatro, todos ellos motivo de ruína para las arcas patrias. Se han constituído por méritos propios como los villanos perfectos, ricos, privilegiados, y mal criados. Como pasivo sufriente de sus desmanes ( fue mi hija la damnificada ), les deseé lo peor en el primer momento, según comenzaba a agolparse gente ante los mostradores de la T1 de Barajas. Después fue la preocupación, salvar la situación, y después de un par de horas, reflexionar sobre lo sucedido, ir aquilatando la información que como un vómito, iban dando las distintas emisoras que sintonizaba camino de Madrid.Después han venido días de mayor información y de intentar separar el grano de la paja.
Y no me queda la menor duda de que los controladores se comportaron como perfectos gamberros, dispuestos a demostrar la irracionalidad de la masa en movimiento, pero he comenzado a hacerme preguntas sobre la inquietante postura del Gobierno desde el pasado mes de febrero y su desmedido orgullo solamente comparable al de los controladores. Solo a alguien poseído de una absoluta arrogancia, se le ocurre hacer el decreto - injusto a todas luces - que determinaba el horario de los controladores en la mañana del día 3 de Diciembre. Absoluta arrogancia o conocimiento de lo que sucedería, para sacar el rédito del odio popular acumulado hacia el chivo expiatorio. Maquiavelo, aunque de rebajas, mantiene un puesto en el Consejo de Ministros. A un disparate, el del Gobierno, contestaron los controladores con otro disparate aún mayor, y al de éstos, el Gobierno con un disparate al cubo, torciendo la legalidad con el polvoriento Conde Pumpido como regidor mayor de la insensatez de declarar el estado de alarma.
Mañana, 9 de Diciembre, volveremos a ver cuchillos verbales afilados en las pobres Cortes de estos tiempos. Blanco, el listo aldeano de la tropa, saldrá de rositas con su meliflua risita. ZP machará con frases hechas a un Rajoy sin demasiados argumentos y dará una imagen ante esta ciudadanía desvertebrada de uan autoridad que esconde ineficacia en primer lugar, y arrogancia sin límites en segundo, siguiendo el guión marcado por el valentón Bono, sastrecillo matasietes de controladores y leal votante de estatutos anticonstitucionales. No hay que esperar más que cargar la mano sobre el chivo expiatorio, que aunque gane a su pulso su castigo, no deja de ser la víctima de la envidia, de la culpa colectiva, de la insensatez universal. Mañana, ZP y la banca socialista, trasmutada en Breno y su pandilla de galos, volverán a recordarnos aquello de ¡ Ay de los vencidos !, sin percatarnos que se su victoria todos llevamos nuestra pequeña parte de derrota.
Día 9 de Diciembre, palabras gruesas, impostadas posturas, pero ni una sola palabra sobre el drama que representa el Informe Pisa. Toda una generación sino perdida, condicionada por la incuria de una sociedad que prefiere mirar el espectáculo mientras el futuro hace aguas.
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