Toda tragedia tiene su tramoya. En este caso se llama Wall Street, la Calle del Muro sin más, pero transformada en el centro mundial de la necesidad humana más básica, más primaria, la de acumular. Y por ello la mas primitiva, la atávica por excelencia, de la cual es más dificil curarse. La maldición bíblica de las consecuencias de los pecados de los padres, ha sido seguida con abediencia por el hijo mayor de Madoff. Algún afectado habrá reído recordando la ley del Talión. Se siente el tono culpabilizado de ciertos periodistas, al narrar que un bebé permanecía en la casa mientras su padre colgaba de la correa del perro. Hay días en que es difícil creer en la especie humana.
1 comentario:
No sé si hay algo peor que un suicidio. En todo caso, pocas cosas... Así que es difícil que "empeore"
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