No hay duda: los medios comienzan a tener en cuenta al "Partido de Rosa Díez", y cada vez son más las referencias a quién va a "arrebatar" los votos, UPyD. El sectarimo ha hecho del discurso político, un son monocorde. Cualquier persona que piense, que reflexione, haya votado al PSOE o al PP, se percata del trasfondo ético que anima a UPyD. El ciudadano necesita para que creérselo ( incluídos los miembros del Partido ), el paso a la realidad de "tocar poder", para demostrar que lo que a muchos nos ha traídos hasta, es la necesidad de ofertar a la ciudadanía otras formas de hacer política. Que no estamos por el sectarismo, ni por el clientelismo, ni por el estricto tactismo que es el principio de la casta política española, superada la relativa grandez de espíritu que supuso la Transición. Causas del descrédito de la política, y que conceptos como izquierda y derecha, hayan quedado desvirtuados por la actuación inmoral de unos y de otros, tanto montan. "La Razón" se empeña en llamar a UPyD "abortista" para vincularlo a la izquierda y hacer "pensar" a los votantes de "derecha"; el PSOE quiere por todos los medios identificar la realidad de UPyD con la derecha, ante la posibilidad de que sus votantes comiencen a sentirse hartos de mentiras, desde la negación de la crisis económica, hasta la inmoralidad de vender armas a Israel mientras se denuncia su "genocidio".
Hace unos días señalé en uno de estos blog, el interés de "La Vanguardia" por identificar UPyD con el españolismo de pandereta y moscas a las cinco de la tarde. Titulé ese blog, "Ladran, luego cabalgamos". Día a día, independientemente de los resultados que alcancemos en las elecciones gallegas y vascas ( la patología social es difícil curar con pedagogía ) , el interés de los adversarios, nos dice que estamos en el camino correcto, que UPyD era necesaria.
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