lunes, 22 de diciembre de 2008

MAS IBARRECHE, MENOS ESPERANZA

Como saben los que siguen este blog, un filólogo alemán, VICTOR KLEMPERER es una de mis referencias. Sus Diarios, y su libro "La lengua del III Imperio", son ejemplificadores de como el nacionalismo, modifica el lenguaje y con él la percepción del mundo para conseguir sus objetivos, que pasan ineludiblemente por la superioridad propia y la exclusión del otro. Un ejemplo reciente: MIREN LEGORBURU y ARANTZA URKAREGI, portavoces de eso que se autodenomina izquierda abertzale, hablan del asesinato de IGNACIO URÍA ( ¿quién se acuerda de él? ) como "del grave acontecimiento" del que se aprovechará el PNV para echar al alcalde de ANV del Ayuntamiento de Azpeitia. Asesinato, con toda la premeditación que requiere una muerte violenta. Terrorismo, en tanto que el sacrificio de un inocente sirve como ejemplo de lo que puede sucederle a otros inocentes.

Treinta años sin democracia, sin libertaden el pleno sentido que tienen esas palabras , dan lugar a una parte consistente del llamado pueblo vasco, pueda tolerar que un asesinato, un acto terrorista queda a la altura de la página de sucesos, como un atropello cualquiera, como un accidente laboral, y en pocos años convertirse en una hazaña de los matarifes con derecho a calle o plaza pública. Treinta años de PNV como recogedor de nueces, corruptor del lenguaje, nivelador de responsabilidades, fiel de una balanza imposible entre verdugos y víctimas. Treinta años de apostolización de mito nacionalista, que han conseguido que una parte significativa de ese pueblo no solo se consideren diferente, sino superior de quién les rodea, esencia íntima pero nada oculta de los hijos ideológicos de SABINO ARANA. IBARRECHE, más que ARDANZA, incluso más que GARAICOECHEA ha sabido encarnar el papel de nivelador, de dar amables coscorrones a unos - a los nuestros, aunque descarriados - y ser látigo dialéctico para los que no conjugan sus ideas y las denuncias por falsarias. No llega a la altura de las MIREN LEGORBURU pero son capaces de hablar hasta muy cerca de la cima de degradación moral donde ellas llega, sin rubor alguno.

La victoria electoral de IBARRECHE ( no hay que olvidar a su ad later MADRAZO y el perverso silencio de los "internacionalistas") conllevaría el final de la esperanza para el rearme moral de los ciudadanos que viven en los cada vez mas altos muros del Pais Vasco. La victoria de LÓPEZ no es garantía de nada, lastrado por su ambigüedad y su falta de personalidad, pero al menos oferta una dinámica política diferente, salvo que llevado por la necesidad de mantenerse en el poder como sea, se "amontille". Es duro decir que la esperanza tiene en su incial aprendizaje un taca-taca en un discípulo ferviente, obediente de ZP. Pero degraciadamente, es lo que hay.

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