domingo, 4 de mayo de 2008

¿CRISIS? ¿QUÉ CRISIS?

Es posiblemente uno de los titulares y de los comentarios mas extendidos en estos días de "puente". Los atascos en carreteras, los altos índices de ocupación hotelera, los aeropuertos a tope, sirven para negar la crisis, y para poder seguir tachando de agoreros a los que mantinen la importancia y profundidad de la crisis para nuestro país. En esta sociedad icónica, la imagen de un atasco, vale más que todas las reflexiones que se hagan sobre la especial exposición que los analistas hagan a través de la frialdad de los números. El mantener una tasa de endeudamiento exterior superior al 7% en los pasados meses, cuando ya era notoria la retracción, se borra con la imagen de una autopista colapsada. El precio mas alto del Euribor deja de procupar cuando vemos un mostrador de una lowcost a rebosar. Nada que hacer, ni pensar, ni temer, ante una foto de Las Ramblas como un mar de cabezas o la playa de Poniente de Benidorm como un infinito tostadero de carnes trémulas que no piensan en la vuelta.
Se me ocurre pensar que para los tres millones y medio de funcionarios que soporta este país, no hay crisis, ni la habrá hasta que se fundan los cimientos del Estado.Y dan mucho de sí tres millones y medio yendo de aquí para allá. Qué de momento el paro sube, y sube mucho, pero afecta en un tercio a emigrantes que no suelen ser entrevistados en las felices televisiones, que no están para amargarnos los telediarios. Pero tal vez sea que el "optimismo antropológico" nos ha calado hasta el punto de que "crisis ya hemos tenido y las hemos superado...para qué preocuparnos", en un carpe diem del que no estamos dispuesto a prescindir. Es un mecanismo de defensa tan viejo como el hombre, animado en este momento por un mensaje de irresponsable invitación a la ataraxia. Todos tenemos ya demasiado cerca el verano como para pensar en nada. En Septiembre...ya veremos.

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