LA DEMOCRACIA ESTRÁBICA

Estoy a favor de que dimita Federico Trillo, como responsable político de la morbosa chapuza del Yak 42. Como estaba a favor de que dimitiera Felipe González cuando un Ministro y un Secretario de Estado de su gabinete, fueron inculpados y condenados por la monstruosa trama de los GAL. Puedo pedir la dimisión del primero, porque pedí la del segundo. No podría hacerlo, y sería un hipócrita, si no hubiera pedido la de Felipe González y ahora pidiera la de Federico Trillo. Nuevamente el sectarismo, la anomia que quiere conformar una sociedad olvidadiza, acomodada, sin pulso ético.

Estoy a favor de que se investigue hasta la exhaustividad el comportamiento de Camps, sin resquicio alguno para el apaño. No puedo estar de acuerdo con su excusa de ser víctima de una campaña creada por sus débiles adversarios políticos, independientemente de que éstos estén aprovechando las dudas que se han creado. Pero tampoco puedo estar de acuerdo con el Alcalde de Sevilla, Monteseirín, también imputado en la trama de las facturas falsas y de Mercasevilla, empeñado en ver la mano del PP donde sólo hay fundadas sospechas de corrupción por parte de sus adlateres políticos y beneficiados varios. No puedo mirar hacia un lado y dejar de mirar al otro, salvo que quiera ser un "demócrata" estrábico, como tantos.

Volvemos erre que erre al tema de la regeneración democrática. Y dado que tenemos una casta política incapaz de cambiar, tenemos que seguir pidiendo a los ciudadanos que sean capaces de aquilatar su voto, de romper con los criterios sectarios y acríticos que mantienen el tinglado de la farsa. El reproche de Rosa Díez al comportamiento del Parlamento en las sucesivas votaciones de las resoluciones del mal llamado debate sobre el estado de la nación ( ¿ donde la educación, la justicia, la sanidad, la corrupción, el gasto irresponsable de las autonomías...?), tiene pleno sentido cuando hemos pasado de la propaganda a la nada en menos de 48 horas, del mundo alicia, a la ausencia de propuestas reales que afronten la crisis con el esfuerzo colectivo. Un remedo de pactos que se asemeja más a un mercado persa de tercera división, que a un real compromiso con más de cuatro millones de parados. La sonrisa tras el apaño, sea del PSOE, sea del PP, es una afrenta para quien ve el futuro en el filo de la guadaña de la subvención. No es, como dice Rosa Díez, "que no se hayan ganado el sueldo", es que merecen todos ellos un ERE sin solución por parte de los ciudadanos.

Es una pena que tengamos que aprovechar unas elecciones como las del 7 de Junio para mostrar nuestro enfado. No hay propuestas sobre Europa por parte de los grandes partidos, sino sólo la necesidad del peibiscito por parte de unos, del sorpasso de lo otros, para afianzarse ante los próximos retos electorales. Es fatidioso entrar en su juego, pero no nos queda más remedio que decir NO, de la única manera que esta sociedad avestruzada permite: dando nuestro voto a las opciones que denuncien sin trabas, el juego antidemocrático por demagógico y sectario de quienes entienden el servicio público como poder. Sin matices.