sábado, 7 de junio de 2008

DISCREPAR ES FASCISTA

La lista de mentecatos, recordando simpre que en la acepción del diccionario no es un insulto, sino una definición, se incrementa con un nuevo paciente afecto de fiebre nacionalista. Las palabras del presidente de la compañía aérea Air Berlin sobre el intento de imposición del catalán en las comunicaciones de su compañía cuando opere en Baleares, han sido contestadas por el eximio y folklórico ( eufemismo de gamberro ) exdiputado Puig con la más grosera de las ofensas de su amplio repertorio. Aparte del daño que puede hacer a la imagen de Cataluña en Alemania, lo fundamental es demostrar la catadura del personaje y, desgraciadamente de los muchos que le jalean y que optan a ser mayoría social. Sí eres crítico, no hay contestación posible salvo llamarte directamente nazi, facha, sin matices. Callar o ser directamente combustible en la hoguera nacionalista es la opción del discrepante en la sociedad a que nos invita el "oasis catalán". Esa es la responsabilidad de la sociedad social catalana: mandar al paro a un mentecato como Puig, o seguir siendo cómplice de lo que empieza a conformarse como un espíritu totalitario. Tenemos demasiado ejemplos para saber que la indiferencia es complicidad, que el silencio es aceptación.

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