sábado, 19 de abril de 2008

TIEMPO DE SOFISTAS

TIEMPO PARA SOFISTAS

El árbol del debate nominalista de cómo llamar la estructura que llevará agua del Ebro a Barcelona ¿trasvase / conduccción / aportación urgente y transitoria?, nos está tapando oportunamente, para los que han rectificado, el bosque del problema. Barcelona está en las orillas del Mediterráneo. Un lugar no especialmente dotado de agua de forma contínua y de forma frecuente, aquejado por sequías. Un lugar a pesar de ello feliz para vivir y que por ello ha atraído a importantes contingentes de población, aún antes de que el turismo de masas hiciera de la cuenca mediterránea occidental, su gran destino. Nápoles, Génova, Marsella, Barcelona, Valencia, Argel, eran grandes ciudades ya en el Siglo XVI y no han dejado de crecer desde entonces, siempre entre las primeras ciudades de sus países. Los problemas hidrológicos de estas poblaciones, seguro que podemos datarlas de mucho antes de convertirse en megalópolis. Barcelona no ha sido una excepción y nunca, ni siquiera cuando era Barcino, le han faltado problemas con la cantidad y la calidad de sus aguas. Motivo suficiente para que en el siglo XXI sea poco explicable qué, hasta que se elaboró el Plan Hidrológico Nacional, Barcelona no contara con un plan de suministro de agua suficiente en cantidad y que mejorara su deneznable calidad actual, para una población de casi cuatro millones de habitantes de su conurbación, con el importante añadido de varios millones de visitantes atraídos por su atractivo comercial y lúdico. La pregunta surge ante la entidad del problema. ¿ Qué han hecho los políticos determinando cuales eran las necesidades de Barcelona, para llegar a esta situación de penuria y la urgencia que exige el trasvase negado hace solo cuatro años ?. Leo, escucho, que las urgencias en la política catalana tal vez estén en otros lugares qué mejorar las infraestructuras que faciliten la vida de los ciudadanos. Leo hace unos días, que 25 millones de euros se utilizarán en abrir "embajadas catalanas" en todo el orbe; que docenas de millones de euros anualmente se utilizan en favorecer políticas "identitarias"; decenas de millones de euros se han utilizado en informes vacuos; se han incrementado de forma desaforada en los últimos años los funcionarios de libre designación, cargos de confianza y los mil etcéteras de la depredadora administración autonómica. Todo ello, mientras se cae el barrio del Carmelo, se acumulan los apagones, se limita la capacidad del transporte público... y ahora surge como una "urgencia" la miseria hidrológica. Y ante la crítica a una clase política - nunca a la totalidad de un pueblo - , surge la palabra mágica, "catalanofobia", acallando cualquier posibilidad de censura o desaprobación ante sus actos, por atrabiliarios que sean. El cénit de esta postura, la representa las palabras de la Vicepresidenta del Gobierno, cuando afirma que se quiere "humillar" a los habitantes de Barcelona ante las críticas que ha suscitado la actitud del Gobierno y de la Generalidad de Cataluña. Críticas a la forma y no al fondo de la cuestión, que salvo los ecologistas mas radicales, nadie ha puesto ha discutido, puesto que la mayor parte de las opiniones coinciden en la obligación de llevar a agua a Barcelona, se llame como se llame la obra. El árbol, la semántica, la catalonofobia, la humillación, pretende no dejarnos ver el bosque de la imprevisión, de la incapacidad, de la frivolidad de una clase política ombliguista y necesitada de generar propaganda más que soluciones. Es un tiempo éste de florecimiento de los sofistas, de los torticeros de las palabras para darles apariencia de verdad, todo antes que reconocer que en un tiempo no demasiado lejano, se equivocaron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Era 1975 en Barcelona cuando viví mis primeras dudas sobre el agua del Ebro y las necesidaes de Cataluña:en el grupo de amigos catalanes y ante sus familiares defendía el DERECHO de ARAGÓN a regar antes que los siguientes en la cuenca; que llevaran la industria a Sabiñanigo o a Mozón como se había hecho anteriomente. Además estábamos imbuidos por Andalán y Chalamera no queremos central. Me reprochaban lo del perro del hortelano de La Bullonera

Anónimo dijo...

y que si no iba a volver a Aragón no entendían que mordiera la mano de quien me daba de comer.
En el 80 ya estaba yo otra vez en Aragón con el DESENCANTO a cuestas pero manteniendo el NO al Trasvase.
Mas tarde en el 86 nos reíamos con los gritos de Curro Fatás en su versión del Aragón de Labordeta:"que se nos llevan el Ebro ,que se nos lo llevan".
Cuando el pacto del agua me lo creí.
Cuando el PP en el Gobierno aprobó el PHN me callé como una p. ante los embates de los progres.
Y por fín hoy me atrevo a decir algo mio y proclamarlo aprovechando que tu blog pasaba por aquí:
-¿Quién ha sido?.
.
-¿Quién puso las bombas del 11-M?.

-¿Cundo se jodió el Perú?

























































































































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