martes, 1 de noviembre de 2011

¡VAYA DÍA!

Amo el otoño. Sobre todo porque es la antesala del invierno. Es sabor a "casa", a la casa de uno, a la única casa, la de la infancia. No recuerdo ahora que francés dijo aquello tan acertado de "la patria es la infancia". Hoy era un día plagado de satisfacción. La niebla, la tibieza del ambiente que obliga a arroparse. El disfrutar un café caliente, muy caliente mirando a un horizonte sin visibilidad, el éter adecuado para un día de Todos los Santos. En días así me resisto a encender la radio, el ordenador. Pero al final se impone la adicción, la necesidad de "estar al día", en este mundo sin sosiego gracias a la imparable acumulación de lo que cada vez es menos información, y es más prejuicio en la opinión. Grecia, tan amada, se levanta al borde del precipicio, y amenaza con arrastrarnos a él. Apenas 13 millones de personas, el 2% del total del PIB europeo, capaz de llevarnos al camino incierto de la desconfianza y la quiebra. Recuerdo aquél galimatías teológico de la Comunión de los Santos: o nos salvamos todos o nos condenamos todos, aunque al final no fuera así, y algunos tuvieran que tomar el camino del Infierno. Sus gobernantes tiran la toalla, se cansan de un día sí y otro también de la violencia, de las críticas, del desencanto. Estimula una nueva fuga de capitales, si es que queda alguno. El dinero no tiene patria. La emocionalidad podrá sobre la razón, volviendo a aquél enigma de la Grecia clásica, que nos enseñó DODDS en su libro "Los griegos y los irracional". La vida, la Historia, un eterno retorno. NIETSZCHE fue el primer publicista de la trampa griega, de la ocultación de la irracionalidad a base de un pensamiento y una arquitectura "lógica", y de aquel eterno retorno de la Historia y el pensamiento que tan bien supo caricaturizar CARLOS MARX. PAPANDEREU no es PERICLES, es evidente. Uno y otro han llevado a Grecia ( entendida como heredera de Atenas ) a un final previsible cuando se vive por encima de las posibilidades. Al menos uno nos dejó la Acrópolis y el Partenón. Me temo que el legado del otro será mas olvidable.

¡Vaya día!. La niebla, el cálido frío, la comida caliente que prepararé, no logran hacer que me olvide de la primera noticia oída en la radio, la que encabeza los periódicos digitales. Lo intentaré con algún barroco que me llene el corazón con un adagio. Y VIGO MORTESEN, admirado, diciendo tonterías. ¿Dirá lo mismo cuando vaya a Argentina de los torturadores, de los que hicieron desaparecer a tantos?. No estoy muy seguro, es más:encontrará, como yo, que el capitán ASTIZ está muy bien en prisión. Y como él, tantos. En el "conflicto" vasco hemos perdido la batalla de la propaganda, y la información, con la moral, es su primera víctima. ¡Vaya día!

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