jueves, 30 de junio de 2011

CIUDADES PARALELAS

San Sebastián y Breslau han sido elegidas ciudades culturales de Europa para 2016. Ambas tienen la impostura de otro nombre que se ha acabado imponiendo, Donostia y Wroclaw, lo que las ha colocado fuera de la historia. Una, Breslau, ha terminado perdiendo su alma a través de la imposición de fronteras artificiales y de decisiones que nacen del aplastamiento del adversario. Salvo los nostálgicos, que son tachados de nazis irredentos, nadie quiere recordar la injusticia de la nació Wroclaw. La otra, S. Sebastián, puede que reproduzca en el futuro la misma injusticia. Ya varios miles de sus ciudadanos han tenido que emigrar ( tildados de "fachas", como no), y muchos miles más, callan y cada cuatro años votan, lo que hace que nos enteremos de que existen a pesar de todo. Se cumple aquel axioma del Goethe a vueltas de su primera admiración por el proceso revolucionario francés: "prefiero la injusticia al desorden". Es el mismo axioma de la llamada izquierda patriota vasca, con la particularidad de que el desorden lo crean ellos mismos. La paz al precio de la libertad, como en el Breslau de 1945. Ya he comentado en alguna ocasión que hay pueblos que caen bien, de los que se olvida todas las atrocidades que han / hayan realizado. Los polacos son uno de esos pueblos, a pesar de toda la crueldad demostrada contra los judíos por una parte considerable de su población. Los vascos, con el imaginario de Guernica, otro.Casi doscientos años de atrocidad zarista y soviética no son comparables con 40 años de atrocidad franquista, a la que una parte significativa de vascos dieron su apoyo entusiasta, hasta el punto de propiciar su victoria . Pero ¿qué mas da?. Para eso está la amnesia, y cuando no es suficiente, la mentira.
S. Sebastián ciudad cultural de Europa, es un hito más en la "pacificación". estoy de acuerdo, y sigo esperando la letra pequeña de la "paz" ( hay que llenarse bien la boca para decirlo engolado como es habitual ) . Aquella carta de la madre de la "Pagaza", ésta, mas reciente de Rubén Múgica ( leída con gran valentía por Rosa Díez en el Parlamento ), están mas cerca de cumplirse.Por una vez Belloch tiene razón, pero ha elegido el momento inadecuado: nada le oí cuando los odones y eguiguren, con el silencio cómplice de los los lópeces, y el empujón definitivo de los zapateros y rubalcaras animando a Pascual Sala, hicieron de Bildu la prueba del algodón democrático. Me temo que es tarde para que Belloch recuerde que alguna vez fue un hombre de Estado.

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