Acudamos al tópico. Es la hora del ciudadano. Tras la penosa imagen de la mayor parte de los políticos, esperemos que la pereza, casi consuetudinaria del votante español, termine de una vez y de la vuelta a unos resultados aparentemente cantados. Sería una doble lección: contra la casta política dominante, y contra la irrevalancia de los candidatos que nos han ofertados los grandes partidos españoles, y que me temo ha sido la tónica de todos los países de la Unión Europea. Desechos de tienta, dicho con todos los respetos, para acudir a un fácil entendimiento de su nulo peso de cara a construir una Europa fuerte, y no un mera estructura dominada por el espíritu funcionarial, haragán y acomodaticio.
Me temo que llevados por el cortoplacismo del análisis interno, no analizaremos el significado de la "desafección" ciudadana que representará la abstención. Nos enredaremos en el futuro de Rajoy si pierde el PP, en el "me juego algo" de Rodríguez Zapatero, y eso nos llevará a las vacaciones de verano. Septiembre queda lejos para reflexionar sobre nuestra responsabilidad en estas elecciones del 7 de Junio, y la amnesia interesada a que nos obliga el cainismo de papel de PSOE y PP, nos llevará una vez mas a pensar que la política no es para nosotros. Luchar contra esta dinámica es la responsabilidad del ciudadano, en esta hora, en cada hora en la que el proceso democrático nos invite a alzar al voz, aunque sea tan queda, a través del voto.
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