jueves, 29 de marzo de 2012

ESTACIÓN DE FINLANDIA

No tengo recuerdo de haber oído ninguna grabación de la voz de Vladimir Ilich. Me hubiera gustado oír su discurso en la Estanción de Finlandia, cuando pasó del "vagón sellado" a dirigir sin transición el proceso revolucinario que llevó a los diez días que conmovieron el mundo. Hoy tal vez un hábil montador podría haber superpuesto a Lenin en la Estación de Finlandia con los discursos de Toxo y Méndez en la Puerta del Sol. Imagino que el tono, la fuerza, la tensión transmitida hubiera sido muy similar, obligando a pensar como a pesar de haber pasado un siglo, hay mensajes que no cambian. El problema es que mientras actuaba como pensaba, los líderes sindicales no pasan de ser la caricatura del revolucionario ruso. Mantienen las mismas palabras, idénticos gestos, el esfuerzo voluntarista del espasmo, pero ahí se acaba toda igualdad. Estación de Finlandia, Puerta del Sol, tan cerca, tan lejos. Y la pobre Rosa Luxemburgo demudada en su paraíso de los rojos ante la utilización de su "huelga general" por quien está dispuesto mañana a seguir viviendo del presupuesto.

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