lunes, 30 de enero de 2012

UNA JOYA...que serán dos.

Hay días en que un está de suerte. Ayer fue uno de esos días. Encontré un libro publicitado no se donde. Como ya he comentado leo con bulumia sobre los límites del XVI-XVII. 86 páginas de formato pequeño, letra grande. No mas de dos horas de lectura. Muchas horas después lo sigo saboreando. El libro, "Los naúfragos del Batavia" de un belga, Simón Leys ( seudónimo ), "expatriado" en Australia, y publicado por la impagable "Acantilado". Abre con una frase que todo lo dice para explicar el éxito de los déspotas, del fascismo, del comunismo totalitario: "para que el mal triunfe solo hace falta que la buena gente no reaccione". Explica a Vlad "el empalador", a Hitler con una biografía extrañamente paralela al "malo" de la historia, Cornelisz, a Stalin, pero también la ovina capacidad de muchos vascos para mirar a otra parte, hoy que se cumple el aniversario del monstruoso asesinato del matrimonio Jiménez Becerril, tan solos a pesar del abrazo institucional.
El libro tiene una coda, una referencia a lo que hoy, es lo políticamente correcto, definiriamos como un "Trastorno límite de personalidad" ligado a "Personalidad antisocial", el caso del pintor de un único cuadro, Torrentius, colgado en el Rijsksmuseum de Amsterdam, y ante el cual desgraciadamente he pasado sin advertir su importancia abducido por mi admirado Rembrant. Un ensayista polaco, este sí exilado de verdad, Zbigniew Herbert, publica también en "Acantilado" un conjunto de ensayos con el título del cuadro del psicópata Torrentius, "Naturaleza muerta con brida. Ensayos apócrifos". Encuentro el libro porque a veces la suerte está de tu lado. Apenas cuarenta páginas de placer aplazado para mañana. Hay días que la sonrisa es fácil y el futuro se llena de un proyecto: no podré ir al archipiélago de Houtman Abrohos, pero sí me prometo volver al Rijskmuseum de Amsterdam en esa ligazón hoy posible, gracias a Internet, entre las antípodas del conocimiento.

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