jueves, 26 de enero de 2012

LA MALA FAMA

España es un país con mala fama. Como todo o en sus partes. Hay que recordar las palabras de DANTE sobre los catalanes. O las palabras de RICARDO CORAZÓN DE LEÓN sobre los vascos. Y cuando La Monarquía Hispana se convierte en la potencia hegemónica en Europa perdió la batalla de la propaganda, hábilmente ganada por todos los que fueron sus enemigos en la consolidación de la Leyenda Negra, que haberla, la hubo. Como he comentado en un anterior post, leo con fruición historia de los siglos XVI y XVII, y advierto que la “fiereza española” es comparable a la que todos los pueblos europeos tuvieron para sí en la larga guerra civil europea que significaron lo siglos XVI y XVII, y que no tuvo parangón en su brutalidad hasta que la industrialización de la guerra provocó los mismos inmensos estragos, aunque multiplicados cuantitativamente, en las guerras civiles europeas que fueron la Gran Guerra y la Segunda Guerra Mundial. Al sacco de Roma protagonizado por las tropas imperiales, y de las cuales las españolas no eran ni la cuarta parte, podemos oponer el de Praga protagonizado por los suecos en las postrimerías de la Guerra de los Treinta Años, o el de Mantua y Magdeburgo por los imperiales, sin participación de un soldado español, o el Heildeberg y el Palatinado entero ordenado por Luis XIV, dicho el Grande. A las matanzas del Duque de Alba en cuanto se resistía una fortaleza, podemos oponer a los ingleses matando a sangre fría a 3000 españoles e irlandeses tras prometerles su vida en Kinsale. O al almirante holandés Haulstain ordenando atar de dos en dos a los españoles apresados en Dover y tirarles por la borda. Quemamos a miles de herejes y judaizantes, mientras en Alemania, Inglaterra o Lorena quemaba por miles a sus brujas. Cortamos la cabeza de Horn y de Egmont, pero el estatuder de Holanda cortó la de su oponente Oldenbarnevelt,con la misma injusticia que actuó el tribunal de sangre del duque de Alba. Podemos acumular ejemplos de crueldad de la misma laya de norte a sur y de este a oeste. Nunca en España hubo una Noche de S. Bartolomé, ni una represión tan brutal como la que siguió a la guerra campesina en Alemania. Expulsamos a los judíos simplemente mas tarde que Francia o Inglaterra, y antes que la luterana Sajonia. Expulsamos a los moriscos, como Ginebra hizo con los no calvinistas, cuando no los abrasó como a SERVET, Sajonia con los calvinistas, o en todos los países reformados hicieron con los católicos. Impensable en España el encierro y muerte de miles y miles de hugonotes tras la revocación del Edicto de Nantes por Luis XIV “Le Grand”.No hablemos de las brutalidades de unos y de otros, plenamente comparables, con los pueblos "primitivos" que iban colonizando. La balanza está equilibrada, pero España y los españoles, siguen teniendo mala fama.

Esa mala fama que sigue extendiéndose hasta hoy mismo entre las llamadas elites políticas europeas, muy influidas por el hipócrita victimismo de nuestros nacionalismo y apoyados en el cómodo prejuicio. Lo vemos en la triple tutela que advertimos en estos días:

1.Económica: estamos a expensas de lo que diga “Bruselas” con el mismo contenido simbólico que damos a Bruselas, que el que los nacionalistas conceden a “Madrid”. No es confiable que nuestro afán despilfarrador, que está en nuestros genes como el pelo negro y ensortijado, los ojos oscuros y el traje de faralaes, pueda mejorar sin una tutela férrea y paternal por parte de los más maduros pueblos del Norte de Europa.Sí y no. Hemos hecho disparates en la última etapa del aznarato y se han acentúado durante todo el zapaterato. Pero también en otros momentos hemos demostrado suficiente juicio para no perder el tren de la mínima cordura. El comenzar a darnos cuenta de la magnitud del desastre ya es el primer paso en la correcta dirección.


2.Política: ahora en el País Vasco y dentro de no demasiado tiempo en Cataluña, comienzan a caracolear "envíados" y organizaciones internacionales, intentando demostrar nuestra incapacidad para movernos en terrenos democráticos, por lo cual precisamos "observadores internacionales", como cuando se vota en Honduras o en Egipto. Todo un conjunto de mentecatos, ignaros y aprovechados en buena parte de ellos, empeñados en salvar de España a los "perseguidos vascos" y dentro de unos meses los veremos crecer como setas en la Cataluña cada vez mas escorada hasta donde la estupidez de los políticos es capaz de llevarla. Hay que escuchar al senil Pujol o a los mentecatos europarlamentarios de CIU y ERC preguntando sobre el pisotón de Pepe, para ver que este país con semejenate corifeos tiene tanto porvenir como en "Concordia" en la isla Giglio.

3.Judicial: todo un conjunto de juristas de “prestigio internacional” y de instituciones como Amnistía Internacional como madre mayor de todas ellas,personándose en apoyo del peor juez de ete último período, el superstar Garzón, empeñado en ser aliño de todas las salsas...sectarias, como es evidente. Es evidente que la Justicia en España es un cachondeo, pero para saber esto, no nos hace falta que los paniagudos amigos de Garzón cobren dietas qué seguro pagamos nosotros, a través de alguna subvención que se escape del estudio de la almeja blanca del Delta o de los hipopótamos gambianos.

Somos un país con mala fama y mucho me temo que lo acabaremos pagando.

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