domingo, 11 de abril de 2010

De mi memoria ( también de la histórica )

A la salida de Huesca encuentro un cartel, poco agraciado a mi gusto, vendiendo Gijón dentro de Asturias. Hay una esbelta torre en el anuncio, y la asociación de ideas me lleva obligadamente a mi biografía. Gijón,en su playa de S. Lorenzo, es el lugar donde vi el mar por vez primera, con ocho años, gracias o a pesar, de aquellas colonias escolares que hicieron de nuestra infancia algo más viajada que la de nuestros padres. Recuerdo la sensación del mar, de ver el mar por primera vez, hondo, oscuro,realmente proceloso para alguien que tenía la meseta por horizonte. Lo demás son recuerdos inconexos de la escuelas donde vivimos aquellos días, la playa con unos barquilleros que vendían unas obleas con miel, el estadio del Molinón al lado del río Piles, y las mareas... Pero tengo mejor recuerdo de un segundo viaje sólo un año después. Fui con mis padres, aquél viaje a través de los eternos túneles de Pajares, llegando a la estación de Gijón llenos de hollín. Mi padre, cerca de los 40 años, fue la primera vez que vio el mar. Recuerdo su emoción apoyados, ya casi de noche,en las barandillas de la Playa de S. Lorenzo. Es difícil olvidarse del sentimiento expresado por tu padre, cuando todavía resuenan ecos de la idealización infantil.
Pero volvamos a la torre del anuncio. No es de una iglesia cualquiera, sino la torre de la Universidad Laboral de Gijón, la obra mas emblemática de la megalomanía gironiana. Estudié despues en las Universidades Laborales de Alcalá y de Córdoba, y se de que hablo desde dentro. Era el Escorial del franquismo. La iglesia, quiero recordar las frases del guía, está recubierta de mármol de Carrara en alguna de sus partes, y todavía resuenan en mí los dejes joseantonianos de aquél sujeto reproduciendo las palabras del propio Girón "los hijos de los productores ( imagino que no habló de obreros ) no van a ser menos que los hijos de los ricos en sus colegios". Además de eso, los miles de ventanas, los miles de metros cuadrados construídos, los miles de alumnos acogidos, la ética y la estética propia del totalitarismo, ya convertido en dictadura a secas en el año 60.
Creo saber que la Universidad Laboral, desconozco cual es su nombre ahora, pero será difícil borrar su origen, se ha convertido en uno de los ejes turísticos y culturales de Gijón, prescindiendo de su origen o al menos intentándolo. Prueba de ello es su papel en el cartel que anuncia Gijón. No sé si habrán seguido la ridícula moda de quitar escudos y aditamentos franquistas, porque toda la obra, se haga lo que se haga, lleva la impronta del régimen. Hay pues otra forma de hacer memoria histórica y no histérica, la que nos lleva a quitar un escudo de la época de los Reyes Católicos por considerarlo franquista. Cáceres, ayer retirando la Maja desnuda de un escaparate y hoy confundiendo el culo con las témporas llevado por el celo de algún Torquemada que ya ha asegurado su lugar en la próxima lista municipal.¡Sólo faltaría!


Aquí está foto de otra torre. Es la Universidad de Varsovia. "Regalo" envenenado de Stalin a la Polonia Socialista de la socialista URSS. Un calco de la de Moscú, que dcen se ve en la llanada polaca desde casi 40 km antes de llegar a Varsovia. Lacerante memoria de la última ocupación que sufrió Polonia. Tras su última liberación, se alzaron voces para derribar esa Babel tan poco agraciada del marxismo leninismo rampante de los estetas del socialismo real. Al final, la torre,se quedó porque los polacos llegaron a la conclusión de que la memoria no la hacen las piedras por sí solas, sino el espíritu que en ellas anima. La están rodeando de rascacielos para romper el sky line de la ciudad que estaba monopolizado por la torre de marras. Me parece que es lo mismo que ha hecho Gijón con su Universidad Laboral, pero llevado al extremo de lucirla con placer, lo que nunca haría un varsoviano con su universidad.Imagino que habitan espíritus libres, rupturistas con las piedras levantadas para ser el puntal del régimen en la extraviada mente del León de Fuengirola. Hoy que se habla de dinamitar el Valle de los Caídos,retirar el Cristo de Monteagudo, que se van quitando escudos franquistas dejando una lepra indeleble en los edificios de la retórica dictatorial, que se confunde a los Reyes Católicos con sus presuntos acólitos, seria bueno que miremos el cartel que quiere vender Gijón aunando a una golosa señorita con la torre de la Universidad Laboral que Girón levantó en la terca Asturias de dinamita y puño cerrado. Ya no hay Girón, y Asturias se ha convertido en una de las sedes de la cultura de la subvención, tan ajena ya al heroísmo ( y a la brutalidad también ) de sus abuelos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también vi por primera vez el mar gracias a la "oje".

No conozco la laboral de Gijón.

Siempre que puedo recomiendo a amigos extranjeros una visita al valle de los caídos. Dejando de lado su significado y lo siniestro de su construcción, su valor histórico-artístico es indudable. Quizás es el mejor ejemplo, y quizás el único, de arte monumental fascista que sobrevive en Europa. Toda una lección de historia contada desde la estética que conviene releer de vez en cuando.

Espartaco dijo...
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