martes, 20 de abril de 2010

GUERRACIVILISMO

Es una palabra con la que tropiezo con demasiada frecuencia en estos días trufados de tantos mentecatos en la estela del juez Garzón. El último, el ínclito diputado de IU, enfebrecido de ideología y confundiendo el verdadero sentido de genocidio.Dentro de poco mas de una hora, el país, practicamente al completo, se olvidará sus miserias cotidianas y seguirá las andanzas de Messi y otros 10, o rezará a los dioses del Áfica para que Etó sea el artífice de su venganza. La magia da para eso, la persona interpuesta como vector personal del deseo.No hay masas pidiendo la santificación o la condenación del señor juez. Apenas 800 liberados en el acto de Madrid, menos de 300 en su repetición barcelonesa, donde me imagino que se ha cumplido a rajatabla el dicho de que nunca segundas partes...Tampoco del otro lado las masas aplauden el presunto linchamiento del starjuez. Tertulianos y comentaristas emborronan las ondas y las páginas de los periódicos, pero nadie salió a quebrar su ánimo en el paseillo estéril de la Audiencia al Supremo. No fue su Vía Dolorosa precisamente, su camino de la fama.
¿Dónde pues el guerracivilismo?. Gracias a Dios, pero también desdichadamente en la mente ( sic ) celenturienta de nuestros políticos, sobre todo de aquellos que se han empeñado de hacer de la Guerra Civil un agarradero para tapar sus vergüenzas, personales y como organización, porque a estas alturas produce rubor recordar que Franco murió en la cama, con la responsabilidad compartida - por comodidad o cobardía - de casi todos los que cumplimos de 55 para arriba. Tal vez se pueda "ganar" la Guerra Civil 70 años mas tarde, pero los hechos a pesar de la propaganda son tozudos.
En la medida de mis posibilidades, yo participé en aquello que pomposamente se llamó la lucha antifanquista, y posteriormente en el proceso de Transición. Y tengo claro lo que aquello significó: no el olvido, pero sí el ver al contendiente político como alguien que se empeñaba en no ser heredero de los "hunos y de los hotros" unamunianos. Creo que entonces casi todos cumplimos con el compromiso y nos ha ido bien mientra duró. Yo, comunista, no era heredero de los asesinos de Paracuellos o de Nin, unos miles de hombres o un hombre solo, tanto da para ser una organización, el PCE de entonces, asesina y totalitaria. Y recuerdo, que a pesar de su oposición,de su distancia ideológica, Fraga presentó a Carrillo en el Club Siglo XXI, y nadie se opuso a aquella primera presidencia de las Cortes Constituyentes, Dolores Ibarruri y Alberti, nunca curados del todo del estalinismo mas ramplón. La Transición a pesar de sus errores, de sus cobardías, fue también aquellas imágenes que encendieron nuestra esperanza de entendimiento, aunque nadie hiciera reclusión de su memoria, sesgada como todas las memorias que continen hechos y afectos.
Hoy una parte de los políticos siguen haciendo guerracivilismo, el último el poco apreciado por mí, diputado de IU, de cuyo nombre no quiero acordarme. La gente, verá el partido de fútbol, se enredará en las teatralizadas cuitas bien pagadas de fenómenos ( la Sinde dixit ) como Belén Esteban...No creo que sea el nuevo opio del pueblo, que también, sino una forma de defensa ante una casta política precisa de ruído ante la ausencia de nueces. ¡ Qué buen pueblo, si oviere buen señor!, aunque tampoco estamos para mitos en cuanto a la sabiduría de nuestro pueblo. Las próximas elecciones nos lo demostrarán.

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