domingo, 6 de julio de 2008

LA LENGUA: FRONTERA DE LA LIBERTAD

Desde hace años asistimos a una suma de medidas en "defensa" de la lengua "propia", por parte de las autoridades de aquellas autonomías que poseen una lengua cooficial. Medidas que se excusan en la presunta debilidad de la lengua que se co - habla en esa autonomía, pero que de hecho suponen en el día a día, una mera, cuando no grosera, persecución del español o castellano ( voy a utilizarlo de forma indistinta). Comenzaron con subvenciones millonarias a asociaciones variadas y variopintas, cuando no estrictamente vinculadas a los propios partidos donantes, para potenciar el uso de la lengua específica de la autonomía. No ha bastado con la millonaria - y muchas veces corrupta - inyección, y han ido alumbrando medidas estrictamente represivas: policía "lingüística" que persigue y multa a los que no rotulan en una de las lenguas cooficiales; inspectores amenazadores para docentes y discentes que investigan el uso ( o mejor el no uso ) de la lengua que se considera preferente; imposición de cuotas en los medios de comunicación, radios y televisión sobre todo, tarifando el tiempo de utilización de cada lengua, con multas y cierres ya llevados a la práctica.... Y sobre todo la exigencia de la "inmersión" en todo el proceso educativo, sin tener en cuenta los criterios psicopedagógicos mas primarios que determinan justamente lo contrario, posibilitando el fracaso escolar de los mas débiles, de aquellos que no tienen posibilidades de acudir a otro tipo de educación que no sea el de la escuela pública. Un "charnego" ( J. SEVILLA dixit ) como Presidente de la Generalidad, no deja de ser el árbol que no dejará ver el bosque del fracaso escolar de los miles de hijos de "charnegos", de este y del otro lado del charco, a quienes se condena a tener menos oportunidades en relación directa con su nivel de renta.

Lo que comenzó en la Cataluña de Puyol, con el silencio cómplice de los grandes partidos nacionales, necesitados del apoyo de Convergencia, se ha generalizado con ímpetu de neófitos en el caso de Galicia y de Baleares, potenciado por unos gobernantes que han conseguido detentar el poder por un estrechísimo margen, lo que les obligaría a ser mas cautos con una sociedad que dominan por décimas electorales y gracias a alambicados y poco explicables acuerdos. La debilidad del Estado, cuando no la complacencia del partido del ejecutivo y de la flojera de la oposición, nos permite asistir a todo un conjunto de medidas coercitivas, amenazadoras hacia el castellano. El último puyazo, aprovechando esta endeblez del ejecutivo y de la oposición, ha sido la imposición de la inmersión lingüística en la escuela del País Vasco. Una lengua que domina ( y es decir mucho ) un 30% de la población total de esa autonomía, va a ser la lengua "vehicular" para todos los niños a partir de su tercer año de vida. Tenemos dramáticas experiencias de ingeniería social y no parece que aprendamos de ellas. El Moloc lingüístico nacionalista exige no una sola lengua, sino que de ninguna manera ésta pueda ser el español.

En mi opinión, la cuestión no es solo formal, aquello que dice la Constitución del 78 sobre el español y las lenguas cooficiales. Ni siquiera es práctica, en base a la potencia del español, como lengua hablada por casi 500 millones de personas y con una interesante proyección de futuro. Es sobre todo para mí, una cuestión que tiene relación con la libertad a la que dedica tan poca atencion cualquier tipo de nacionalismo. No podemos negar lo que somos, el sedimento que la Historia ha dejado en la conformación de una comunidad. Y nuestra Historia ha determinado una mezcla de procedencias que ha hecho del castellano la lengua franca para la práctica totalidad de la piel de toro. También nuestra Historia hizo que el Estado no fuera lo suficiente fuerte ( como en Francia, en Inglaterra, en Alemania ) como para jibarizar las lenguas "periféricas" durante el siglo XIX. Pienso que fue una suerte, porque una lengua añadida a la materna, supone una mejora significativa inclusive del funcionamiento cerebral, como bien conocen los neurocientíficos.

El odio del nacionalismo españolista a la carencia de uniformidad - no muy distinto al jacobinismo francés- , arrumbó durante años la posibilidad e aprender normativamente las lenguas que no fueran el español durante los años de piedra del fanquismo. Pero los nacionalistas equiparan el franquismo con el castellano, como si pudieran ser superponibles. Como si la lengua fuera un instrumento dictatorial por sí misma. No quieren hacerse la pregunta de sí la dominación, la dictadura, fue peor para un jornalero andaluz, carente de pan y viviendo en un chamizo, o para un burgués catalán o guipuzcóano, al que solo se les permitía hablar catalán o vasco en la intimidad en la primera fase del franquismo. Su interesada irreflexión, les lleva no tanto a defender una de sus lenguas, sino en querer erradicar el castellano de su horizonte, identificándole con su necesidad de borrar la Historia tal cual es, de reescribirla siguiendo un criterio más que sectario, propio del pensamiento mágico en el cual se puede construir la realidad a medida de los deseos.

La lengua se convierte en la frontera de la libertad. En tanto que no hay libertad sin igualdad de oportunidades, la actual política lingüística de las autonomías periféricas, conlleva la exclusión de un aparte significativa de los ciudadanos de esas autonomías, convertidos en ciudadanos de segunda, estigmatizados en ciertos ámbitos, abocados a tener que realizar un mayor esfuerzo para conseguir los mismos objetivos, condenados en muchos casos al fracaso en sus expectativas académicas o laborales. Defender el castellano no es un capricho "imperialista", no es la negacion de las lenguas autónomas, como de forma simplista he visto en personajes a los que se supone un cierto caudal neronal. Defender el uso del castellano allí donde la persona quiera dentro de España, es simplemente defender la libertad del individuo sobre la imposición que dicta una ley injusta, independiente de su leguleya formalidad. Recuperar el aforismo que dicta que "las leyes están hechas para los hombres, no los hombres para las leyes", me parece el principio básico para acabar con esta polémica, que cada vez con mas claridad enfrenta a la casta política ( englobando a los intelectuales orgánicos ), empeñada en demostrar quien manda, con la sociedad civil que comienza a hartarse de que se haga ingeniería social a su costa. Defender el castellano es la frontera de libertad en este 2008, como defender el catalán, el vasco o el gallego, lo fue durante las dictaduras de Primo de Rivera o de Franco. Las autonomías con una lengua cooficial, tendrían que plantearse su propia inseguridad cuando tienen que acudir a medidas coercitivas, excluyentes, para "defender" su lengua. La inseguridad, que con frecuencia lleva a la opresión cuando se disfruta de poder, es propia de quien sabe que no tiene razón, pero no está dispuesto a reconocerlo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que el debate de las lenguas debería moderarse y trasladarse a sus cauces normales, no extrapolarlo ni mucho menos emplearlo como arma política arrojadiza. Si bien es cierto que los nacionalistas periféricos emplean como rasgo identificador de su "fet diferencial" la lengua propia que se habla en esa parte de España (lengua española por tanto) y es una manipulación histórica la identificación de una nación con una lengua, también es cierto que con el castellano en España, los nacionalistas españoles hacen exactamente lo mismo con el castellano: lo identifican como elemento aglutinador de la idea de España y "poso de la historia" como dices. Y he aquí el primer error que cometéis todos los nacionalistas en vuestro absurdo enfrentamiento, la identificación de lengua con nación.
Por otra parte hablas también de "agresión" al castellano. Mira, yo como castellano-hablante no me siento agredido. Sí, sí, ya sé que te refieres a Cataluña, Valencia, Baleares, Vascongadas y Galicia (¡por Dios, la mitad de España, traidores!) pero el lenguaje tiene cargas subjetivas (bien lo sabes) que se posan como la caída de una hoja en otoño, sin peso, pero con carga, y ese discurso hace que la señora María que lee este post o incluso oye la COPE cree a pies juntillas que mañana cuando acuda al mercado pueden estar bandas de nacionalistas periféricos acosándola por si compra sus acelgas en castellano o en catalán... en un mercado de Lavapiés. Por eso insisto en moderar el debate y conducirlo a su lugar natural y la gente inteligente como tú (por tal te tengo) no debería llevarse de esta riada que confunde libertad con lenguaje.
Por otra parte cierto es que con estas aguas en la otra mitad de España (la nuestra) vemos como un peligro y una imposición al resto lo que quieren hacer esos periféricos pero... ¿también ellos lo ven así? Lo digo porque de vez en cuando hay elecciones y parece ser que ellos, los presuntos afectados por tamaña iniquidad, siguen votando como siempre y no viven este tema lingüístico como un problema, o al menos como el problema que vivimos los monolingüísticos. ¿Será que no tienen bastante madurez democrática? Estarán manipulados por la TV3 (Todo el mundo sabemos que sus índices de audiencia son de...) Creo que tenemos que revisar nuestros principios democráticos.
Para finalizar. Un niño o niña de 6 años que comience la escuela ¿Cuántas horas de castellano tendrá a lo largo de una semana con la TV y sus dibujos (cadenas especializadas infantiles en castellano), cine, libros infantiles (la mayor parte en castellano), etc. y cuantas en Catalán? Algunos datos hay por allí y esa realidad no respalda la teoría de la agresión. Otra cosa es que el castellano pierda terreno a favor de otras lenguas (lo que no quiere decir que desaparezca) pero es algo normal. Yo por mi parte no me siento agredido por la política lingüística de los periféricos pero me siento humillado por no saber inglés.

Fernando

miguel angel de uña dijo...

Estimado Fernando
No trivialicemos: nadie espera en el Mercado de Lavapiés que le impongan pedir "rougets" por salmonetes. Ni siquiera oyendo la COPE, que veo a tanto "antifederiquista" oir con fruición crítica (¿?).Por cierto yo, que apenas oigo a Federico, afirmo que si él dice que el sol sale por el este, no seré yo el que le lleve la contraria, solo porque lo diga él. Hay quién si lo haría, seguro. La democracia española tiene un problema y es su sectarismo, la escasa capacidad de muchos votantes para conocer realmente los criterios de los partidos a los que votan. El "yo soy de..." se impone al "yo estoy con...", que es la verdadera esencia de una democracia sana.Por ello no debe extrañarnos que una aprte significativa del cinturón de Barcelona, cuajado de charnegos, vote contra sí mismo, contra sus propios intereses como colectivo.
Si hablamos de la escuela, el problema del monolingüismo impuesto como instrumento vehicular, es la carga emocional con que quieren acompañarle. La necesidad de que no sólo utilicen el catalán o el gallego, sino la necesidad de que los niños se avegüencen de hablar en castellano. Podemos recordar las múltiples campañas al respecto y la presencia de policías lingüísticos para imponer ese criterio incluso en el recreo. Me sale la palabra para definir esa conducta, pero prefiero que el apelativo lo pongas tú. El atinado artículo hoy, de Anson en "El Mundo", es uno más de los motivos que me llevan a pensar que estoy en el camino correcto.
Y negar el "poso" de la Historia es como negar la traza que los gens de tus padres han dejado en tu cara, aunque los odies. No podemos prescindir de ellos, como no podemos prescindir de lo qu efuímos en lo que somos, a veces para odiarlo e intentar destruirlo como hacne con saña algunos nacionalistas periféricos, no menos antidemocráticos en su forma actuar que el propio autoritarismo franquista ( también lo dice Anson, claro que es un tío de derechas ). Un saludo

Anónimo dijo...

Es cierto el sol sale por el Este y eso no lo niega nadie. La diferencia estriba en saber que es la tierra la que gira en torno al sol y no el sol en torno a la tierra que es lo que le pasa a Federico (por cierto que lo oigo con asiduidad aunque cada vez menos ya que está encerrado en las guerras internas del PP, como hizo PRISA en su momento con el PSOE y posteriormente con IU, y además tomando partido, lo que explica porqué están al mismo nivel tanto lo unos como los otros en la manipulación informativa)
Respecto a tu respuesta la centras en dos ejes. Por un lado resumes el debate lingüístico de las diferentes autonomías de España en Cataluna, ejemplo paradigmático al que parece ser debemos identificar al resto de nacionalismos periféricos. ¿También hay un cinturón de charnegos en torno a Vigo o a La Coruña? Es más, de no ser porque ahora hemos averiguado que el PP es un partido que estaba infiltrado de traidores (incluido su fundador Manuel Fraga)¿se puede comparar las políticas del PP con las de ERC? Y sin embargo las políticas lingüísticas en la Galicia mastodóntica del PP de FRAGA son las mismas que las catalanas o vascas, con una diferencia, en Galicia el idioma vehicular de la escuela no se ha convertido en moneda de cambio para exaltar el nacionalimo galego (aunque algunos lo han intentado) Por qué? ¿Acaso Galicia es diferente? No me sirven, insisto, esas argumentaciones cuando las políticas lingüísticas, las mismas o muy parecidas las aplican los salvadores de las distintas patrias (nacionalistas periféricos como ERC o PNV, en un caso o el PP en el otro: Galicia, Valencia y Baleares) ¿Será que existe una realidad que desconocemos o nos negamos a aprehender?
Con respecto a la democracia volvamos al cinturón de charnegos de las capitales gallegas, uhy perdón, catalanas. Ellos votan contra sí mismos, contra ellos como colectivo dices. Antes eso se llamaba contra sus intereses de clase, pero es otro debate. En ese caso ¿no están maduros para la democracia? Y si es así, ¿qué solución buscamos? ¿el despotismo? Es más, ¿sólo los charnegos del cinturón de Barcelona o el resto de españoles y españolas? Porque claro, ¿quién es el juez que decide que un colectivo vota contra sus propios intereses? ¿Quién está investido de tal autoridad? Sólo Dios y todos sabemos que no existe. Bueno, Dios y Federico.
Por último una observación sobre la Historia. Para ello debemos beber en las fuentes y consultar algo de Historiografía para saber que ésta, la Historia, tiene un carácter científico que trata de explicar las cosas y luego está la historia (con minúscula) que es objeto de estudio de la Historia. Esta historia, es la que vive cada cual, la que crea identidades colectivas y la que se reescribe cada día en función de la coyuntura política. Y el error es pensar que el poso de la historia es inamovible, lo que nos llevaría al siglo XIX donde el sujeto histórico no era la gente sino la nación. Todo lo contrario, la nación es el objeto histórico (Hegel ya fue superado hace tiempo)y por lo tanto como ente mortal no es eterno, sufre variaciones y está sujeto a cambios. La Historia siempre se ha empleado como coartada (Fidel Casto en Cuba "la historia me absolverá") De hecho, ¿por qué tanto rechazo a la bandera española y ser el único país del mundo con un himno sin letra? Seguramente por el poso de la historia, ¿o ese poso no existe?

Fernando

miguel angel de uña dijo...

Estimado Fernando. Como comenté en la anterior discusión, es estimulant el poder contar con un "contrincante", que no enemigo, tan respetuoso. Me voy unos pocos días y te contestaré a la vuelta. Como aperitivo: UPyD también está en contra de la forma en que Fraga hizo del gallego "lengua vehicular". Creo que Fraga lleva años haciéndose perdonar el fusilamiento de Grimau, la grosera descalificación a las mujeres de los mineros asturianos en huelga en el 68, y la matanza de Vitoria del 76 ( aunque no estaba en España cuando sucedió ). Tantos desafueros, exigen otros dsafueros, como aquello de la "mancha de mora...."

Anónimo dijo...

Siempre es un placer poder encontrar un lugar para el contraste de ideas, con más o menos pólvora en las formas, pero sabiendo que lo que se escribe y/o dice es comprendido por ambas partes, no como un elemento de confrontación sino de enriquecimiento mutuo.
Pásalo bien allá donde estés.

Fernando