lunes, 20 de febrero de 2012

EL EFECTO COIXET

Leo que Isabel Coixet hizo en su discurso de aceptación del Goya al mejor cortometraje, una loa al exjuez Garzón. Lo hizo después de conocer la lista de los invitados por el que era todavía "Magistrado de la Audiencia Nacional", tal y como terminaba cartas que empezaban con un "querido Emilio", a tomar un conjunto inmoderado de botellas de diversos vinos. Entre ellos, Felipe González, en su momento Mister X en la nómina de Baltasar, pero eso son pelillos a la mar después de entrar, salir, volver, al PSOE que nunca debió dejar. Pero sobre todo, la figura de Henry Kissinger, el cerebro de aquella "Operación Cóndor" que dio lugar a tanta lágrima y luto en la Hispanoamérica de los 70 y que hizo de los "pinochets" sus hijos de puta favoritos. Se necesita ser muy hipócrita, no creo que sea amnésico, para hacerse mundialmente famoso intentando entrullar al discípulo, e invitando a copas al verdadero maestro, muñidor de tanta tragedia hispanoamericana. Esta lista se ha conocido antes de que Isabel Coixet subiera al estrado e hiciera sin rubor una apología del exjuez. Es el efecto Coixet, nada nuevo bajo el sol, cuando ya hemos asistido al silencio de la llamada izquierda ante las atrocidades del autodenominado socialismo real. El efecto Coixet ya notorio en aquellos que callaron, ¡Ay Carrillo, también defendiendo al exjuez en "El País"!, cuando los tribunales estalinistas llamaban social-fascistas-troskistas a los Bujarin, Zinoziev, Kamenev como cabeza de tantos cientos de miles anónimos. El efecto Coixet, es lo que hace a la llamada izquierda tan poco creíble, tan decepcionantemente estéril, cuando son incapaces de llevar la crítica mas allá de lo que su sectarismo les impone.Isabel Coixet no es tan amiga de la verdad como de sus amigos por inmorales que sean. Una historia que se repite para desgracia de una izquierda que merece mejores portavoces.

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