viernes, 9 de septiembre de 2011

OTOÑO RECALENTADO

Como los fascículos, los cursos de inglés, la moda del Corte Inglés, el otoño siempre viene con fama de “caliente”. Desde que tengo uso de razón democrática, allá por el año 76-77, no recuerdo ningún otoño que no tuviera el apelativo de “caliente” ante el cansancio de parte de la ciudadanía agitada por unos o por otros en eso que se ha dado en llamar la rentreé política. Salvo estos años de abundancia zapaterista, de sindicatos pastueños y de masas consumistas, en los que los otoños no eran calientes ni fríos, simplemente se dedicaban a la caída de la hoja y a la pérdida cotidiana de la luz.

Pero la historia siempre es pendular, y terminada la apoteosis “comoseaísta” con la modificación constitucional, volvemos a la expectativa de un otoño caliente, ahora que el PP manda en casi todas las comunidades autónomas, en una parte sustancial de los ayuntamientos y que toca con los dedos la mayoría absoluta el próximo 20N, día de tan grato como manoseado recuerdo. El instinto reivindicativo de los sindicatos se renueva como las setas en los bosques otoñales, y la convocatoria de huelga en la enseñanza de Madrid logrará que el prestigio sindical salga tan reforzado como el de las viscosas medusas que nos amargan el baño veraniego. Tengo para mí que si Dña. Espe se pone en plan Tatcher, será difícil que la ciudadanía vea como héroes a unos profesores que se niegan a dar dos horas más de clase, en unos momentos como los que corren. Y me temo que la enseñanza de Madrid es el primer pulso sindical al nuevo poder del PP. Efectivamente nos espera un otoño caliente, en el cual los ciudadanos seremos con mas frecuencia víctimas que partícipes, peones interesados de un juego olvidado desde hace años, cuando “perro no come perro”, a pesar de que se pusieron las bases para la gazuza casi universal.

La demagogia por un lado, la necesidad de hacer de la autoridad una virtud, nos quebrará no solo la paciencia, sino también el bolsillo, ante el anunciado aumento de los impuestos directos e indirectos, que pasará mas desapercibido si la bronca se la montan al “otro” y tiene suficiente eco mediático. Avanzamos hacia el abismo con paso inquebrantable, convencidos de nuestras razones, en un abrazo que descalabrará a “hunos” ya “otros”. Sólo los nacionalistas se frotan las manos: cuánto peor le vaya al “Estado Español”, mejor les irá a ellos, demostrando a su cuota de votantes que “España” es la rémora. No nos quedan dos telediarios como país, como nación, como proyecto, pero nos queda esta legislatura. No es una profecía, es la realidad visible cada día, y que se acentuará en este otoño caliente que comienza en lo nacionalista el 11 de Septiembre, en lo cainita poder/sindicalismo en 14 de Septiembre ( primer día de convocatoria de huelga de enseñantes en Madrid), y que tendrá su apoteósica coda el 20N, con un grupo independentista y nada democrático en el Parlamento, dicho todavía español.

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